Recordando el legado destructivo de l...

12/10/2025 10:04

Recordando el legado destructivo de l…

SEATTLE – El domingo se cumple el 63 aniversario de la histórica tormenta del Día de la Raza. Esta tormenta fue catastrófica para el noroeste del Pacífico y sigue siendo la tormenta de viento no tropical más poderosa que jamás haya azotado los 48 estados inferiores en la historia.

Los vientos alcanzaron las 100 mph, pero tenían ráfagas equivalentes a las de un huracán de categoría 4 a 150 mph.

“La tormenta del Día de la Raza fue la abuela de todas las tormentas de viento. Todas las demás tormentas de viento se comparan con la tormenta del Día de la Raza”, dijo el ex meteorólogo del Servicio Meteorológico Nacional, Ted Buhner. “Hubo cortes de energía desde el área de la Bahía de San Francisco hasta Columbia Británica. Desafortunadamente, 46 muertos, cientos de heridos, miles de edificios fueron destruidos y derribó 15 mil millones de pies tablares de madera”.

Esa madera es suficiente para construir alrededor de un millón de casas.

La tormenta se originó a partir del tifón Freda, que perdió fuerza a medida que avanzaba por el Océano Pacífico, pero luego pasó a ser un poderoso sistema de baja presión que arrasó las costas de Oregan y el estado de Washington.

Pero Buhner advierte que algo como esto podría volver a suceder y este aniversario es un buen recordatorio para estar siempre preparado.

“En el oeste de Washington en 1962, había 1,25 millones de residentes. Hoy en día, son cerca de 7 millones, así que imaginemos que la misma tormenta ocurre hoy. ¿Cuáles serían los impactos? Los impactos en el transporte, como los puentes flotantes, todos los árboles, la infraestructura, las fuentes de energía, las fuentes de comunicación, muchos de ellos quedarían fuera de línea”, dijo Buhner.

A medida que avanzamos hacia los meses de clima más frío, es un buen momento para abastecerse de agua adicional, alimentos no perecederos y baterías adicionales. Formas alternativas de comunicación si es posible y siempre un poco de efectivo a mano. Cuando no hay electricidad, las máquinas de tarjetas de crédito no funcionan, por lo que puede resultar útil tener billetes más pequeños para pagar la leche y el pan, por ejemplo.

Compartir en Twitter: Recordando el legado destructivo de l...

Recordando el legado destructivo de l…