SEATTLE – Bruce Harrell concedió oficialmente la carrera por la alcaldía de Seattle a Katie Wilson en un discurso a la ciudad el jueves, marcando el final de su campaña de reelección que fracasó en sus últimos días.
La carrera estuvo extremadamente reñida hasta que un último impulso de los votantes progresistas al final, impulsó a Wilson a una ventaja de casi 2.000 votos.
Harrell dijo que habló con Wilson por teléfono para felicitarla por su victoria y hacerle saber que su equipo está listo para comenzar la transición.
“Fue una conversación muy agradable”, dijo Harrell. “Me siento muy bien acerca del futuro de este país y de esta ciudad todavía”.
Harrell aprovechó la oportunidad para reflexionar sobre su mandato, incluido un breve período como alcalde interino durante cinco días en 2017.
“He dicho repetidamente que este trabajo no pertenece a una sola persona; ciertamente no me pertenece a mí”, dijo Harrell. “Tomé prestado el título de alcalde para disfrutar de esta maravillosa oportunidad de servir al público”
Harrell brindó su propio apoyo a Wilson, reconociendo su influencia entre los votantes jóvenes en particular, lo que probablemente la impulsó a ganar esta elección.
“Los jóvenes creen que sus voces no se escuchan”, dijo Harrell. “Están viendo cómo se viola el debido proceso; están viendo un retroceso al racismo y la injusticia; tenemos que escuchar estas voces jóvenes”.
La victoria de Wilson continúa la cadena ininterrumpida de alcaldes de un solo mandato de Seattle, que comenzó con Mike McGinn en 2010. También refleja una tendencia más amplia de políticos más progresistas elegidos para cargos públicos dentro de la ciudad.
La presidenta en ejercicio del Concejo Municipal, Sara Nelson, fue derrocada por su rival progresista Dionne Foster, Alexis Mercedes-Rinck fue reelegida para su puesto en el concejo y la candidata progresista Erika Evans derrotó a la actual fiscal municipal Ann Davison.
Patrick Schoettmer, profesor asociado de ciencias políticas en la Universidad de Seattle, dijo que los resultados surgen de las preocupaciones de los votantes sobre la asequibilidad y la frustración con el status quo.
“La gente se deja llevar por la idea de que la vida que pensaban que iban a tener ya no es asequible”, dijo Schoettmer. “Quieren que el gobierno haga algo para corregir el rumbo y llevarnos de regreso al lugar al que deberíamos dirigirnos”.
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