Es el día 29 del cierre del gobierno y alrededor de 900.000 habitantes de Washington, incluidos 300.000 niños, perderán el acceso a los beneficios alimentarios el 1 de noviembre.
Esto se debe a que durante el cierre, los programas federales, incluida la asistencia, se quedan sin financiación. Antes del cierre del gobierno, se asignó dinero para octubre, pero si el cierre se prolonga hasta noviembre, no habrá dinero para financiar el programa.
Ahora, los bancos de alimentos de todo Washington están intentando ampliar su alcance tanto como sea posible. Eso incluye una distribución de alimentos de emergencia en Tacoma Dome el miércoles de 10 a. m. a 3 p. m.
“Estamos viendo familias que nunca antes habían necesitado el apoyo de un banco de alimentos que ahora se encuentran en crisis”, dijo Ahndrea Blue, fundadora y presidenta/CEO de Making A Difference Foundation. “Eloise’s Cooking Pot se construyó para momentos como este: para estar ahí para nuestros vecinos cuando más nos necesitan. Nadie en nuestra comunidad debería pasar hambre”.
Esto también se produce cuando los trabajadores federales están comenzando a recibir sus primeros cheques de pago de cero dólares, lo que coloca a miles de habitantes de Washington más en un lugar en el que nunca antes habían estado y dependiendo de la asistencia alimentaria. No sólo los demócratas y republicanos en Washington D.C. no pueden ponerse de acuerdo sobre un proyecto de ley de gastos para reabrir el gobierno, sino también sobre si aprobar una extensión de la financiación de los beneficios SNAP.
“Ahora nos dirigimos hacia una crisis del SNAP”, dijo la líder de la minoría de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Hakeen Jeffries (demócrata por Nueva York). “Donald Trump ha decidido que quiere obligar a millones de estadounidenses, incluidos posiblemente 16 millones de niños, a pasar hambre”.
“Creo que la Casa Blanca, obviamente, se enfrenta a una decisión difícil”, dijo el líder de la mayoría del Senado estadounidense, John Thuen (R-SD). “Tienen que descubrir cómo reasignar, cambiar las prioridades de los fondos, adónde va y adónde no va, y están haciendo todo lo que pueden legalmente y con la capacidad que tienen a su disposición para intentar que esto, creo, sea lo menos doloroso posible”.
De vuelta en el estado de Washington, el fiscal general Nick Brown, junto con otros 22 fiscales generales, presentó a la administración Trump con la esperanza de recurrir al fondo multimillonario de emergencia para financiar los beneficios de SNAP y garantizar que los estadounidenses sigan teniendo acceso a los alimentos.
Además, el gobernador Bob Ferguson anunció que destinará 2,2 millones de dólares estatales a la semana para apoyar los bancos de alimentos. La primera transferencia se realizará el 3 de noviembre si el Congreso y el presidente Trump no pueden llegar a un acuerdo para extender los beneficios. Los demócratas y republicanos en el Capitolio deben llegar a un acuerdo sobre un proyecto de ley de gastos para poner fin al cierre, restaurar los programas financiados por el gobierno y pagar a los empleados federales.
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