SEATTLE – El único albergue nocturno de West Seattle podría verse obligado a cerrar a finales de año debido a una drástica disminución en las donaciones, dejando sin refugio a 36 personas. Esta situación es particularmente preocupante, considerando el clima invernal característico de Seattle, marcado por fuertes lluvias y bajas temperaturas.
El Westside Neighbors Shelter, liderado por el voluntario Keith Hughes, ha proporcionado desayuno y cena a aproximadamente 80 personas diariamente durante los últimos seis años. Durante los meses de invierno, ofrece el único alojamiento nocturno en la zona. Sin embargo, una caída del 40% en las donaciones ha sumido a Hughes en una crisis financiera que podría obligar a suspender el programa nocturno. Los servicios de desayuno y cena continuarán, aunque con recursos significativamente limitados.
Esta difícil situación refleja una tendencia preocupante en el estado de Washington: una reducción generalizada del apoyo a los servicios para personas sin hogar. Varios albergues en la región han cerrado este año, incrementando la demanda de los que permanecen y complicando aún más la situación de quienes buscan ayuda.
Hughes atribuye la disminución de las donaciones a la incertidumbre económica y política, señalando el impacto de políticas gubernamentales que, según él, han generado desconfianza en la población. Es importante considerar que programas de asistencia social como la Seguridad Social, Medicare, Medicaid y cupones de alimentos, aunque específicos del sistema estadounidense, reflejan una preocupación universal por la seguridad económica.
El funcionamiento del albergue nocturno requiere aproximadamente $6,000 semanales. Una parte considerable, unos $5,200, se destina a contratar guardias de seguridad, un requisito impuesto por la ciudad de Seattle. El resto se utiliza para cubrir gastos como servicios públicos, alimentos y otros suministros esenciales.
Hughes afirma que el albergue nunca ha enfrentado una crisis financiera de esta magnitud en sus seis años de operación. “Este lugar se sostiene gracias a las donaciones individuales, la mayoría de las cuales son de $25 o menos”, explica.
Stephen Cowlishaw, una persona sin hogar desde hace un año, expresó su temor ante el posible cierre del albergue. “Hay gente que está luchando aquí”, dijo Cowlishaw. “Simplemente se irán a la calle y será un desastre”. La idea de dormir en la calle es particularmente alarmante en Seattle, donde las condiciones climáticas pueden ser extremadamente adversas.
Hughes aún espera recibir donaciones que permitan mantener el programa nocturno abierto. Se espera una decisión del consejo sobre el cierre anticipado la próxima semana. Si el albergue nocturno se cierra, los servicios de desayuno y cena continuarán, aunque con una capacidad reducida.
A pesar de la crisis, Hughes está comprometido a mantener las operaciones durante las fiestas navideñas, un período en el que muchas familias se reúnen y la falta de un hogar se vuelve aún más evidente. “La operación continúa. Quiero decir, trágicamente, la mayoría de las personas aquí no han tenido una vida como la que hemos tenido en muchos años”, dijo, reflejando la importancia de la solidaridad y el apoyo en tiempos difíciles.
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