PACIFIC, Wash. – La mañana de Navidad en los apartamentos de Megan’s Court fue un día de contrastes marcados.
Mientras las familias del piso superior celebraban la apertura de regalos en sus hogares, en gran medida secos e intactos, las familias del piso inferior enfrentaban la devastación. Brynne Thompson, madre de tres hijos, compartió la tradición familiar mientras se vestía con un atuendo navideño.
“Nos levantamos y comenzamos a abrir los regalos de mamá y de Santa Claus,” dijo. “Fue muy tranquilo hoy”.
Un piso abajo, los apartamentos estaban vacíos. Las familias que allí residían se habían evacuado una semana antes, cuando el dique del río White cedió y las inundaciones azotaron el complejo. Ahora, casi todas sus pertenencias se habían perdido.
Esta marcada diferencia en el modesto complejo, ubicado en el sur del condado de King, en una zona de riesgo de inundación en Pacific, ilustra la devastación desigual causada por las históricas inundaciones de la semana pasada. Más de 200 viviendas de la zona se vieron afectadas, pero pocos lugares reflejan tan vívidamente la crueldad del destino como este edificio, donde la ubicación del apartamento determinó si una familia pasaría las fiestas celebrando o luchando por salvar sus pertenencias.
La evacuación se produjo en medio de la noche. Carrie Weis, residente del piso inferior, se percató del peligro al sacar a su perro.
“Me levanté a la una de la mañana para sacar a mi perro,” relató. “Ya había agua en el patio trasero. Para cuando estaba en mi sofá, ya entraba por la puerta principal”.
Actuó con rapidez.
“Simplemente grité y desperté a todos, intentando sacar a todos lo más rápido posible,” dijo Weis.
El agua ascendió rápidamente. Thompson describió el caos de la huida: “Estaba a la altura de la rodilla cuando llegamos al coche. Todos los coches estaban llenos de agua”.
En la mañana de Navidad, algunos residentes del piso inferior regresaron para intentar salvar lo poco que podían. Weis regresó para revisar su correo y invitó a un reportero a su apartamento.
“Huele a humedad y está muy sucio y húmedo, un olor horrible,” dijo. “Me da dolor de cabeza estar aquí. Todo está cubierto de moho”.
Weis, que había decorado su puerta principal y sus armarios de cocina para Navidad, se sentía abrumada por la pérdida.
“Es una sensación extraña, entras y olvidas para qué viniste. Te quedas allí mirando a tu alrededor, contemplando seis años de recuerdos que se han ido,” dijo.
Ahora está dejando atrás prácticamente todo.
“Estoy dejando prácticamente todo para que lo tiren porque ya está cubierto de moho,” dijo.
Para Weis, que había vivido en su apartamento inundado durante seis años, las consecuencias financieras agravan el costo emocional. Su seguro de alquiler no cubrirá la pérdida. El complejo está ubicado en una zona designada como de riesgo de inundación, lo que comúnmente significa que las pólizas estándar excluyen los daños por inundación. Esto es algo común en zonas costeras y de ríos.
Cuando se le preguntó qué ayuda había encontrado, Weis hizo una pausa. “Mmm… no lo sé”, dijo.
La administración de la propiedad ha informado a los residentes que el piso inferior deberá ser reconstruido, lo que requerirá la instalación de nuevos pisos y paneles de yeso. “Dijeron aproximadamente un mes o dos meses”, dijo Weis. “No veo que eso suceda”.
El impacto humano va más allá de la pérdida material. Para muchos residentes, tanto los del piso superior como los desplazados del piso inferior, ya han tomado la decisión sobre su futuro en Megan’s Court.
Thompson, que regresó a su apartamento en el piso superior hace unos días, fue contundente: “Sí, definitivamente no viviré más cerca de un río”.
Gabriel Hernandez, que se había mudado a una unidad en el piso superior solo un mes antes de la inundación, lo resumió de esta manera: “Simplemente mala suerte”. Probablemente también se mudará cuando termine su contrato de arrendamiento.
Weis dijo que no planea regresar y espera poder cancelar su contrato de arrendamiento.
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