BELLINGHAM, Wash. – Un misterio de casi un siglo parece haber encontrado respuesta, brindando quizás una medida de paz a un hijo que ha esperado toda su vida por ella.
Charles Kingsford-Smith es una figura legendaria en la aviación, reconocido por sus pioneros vuelos a través del Océano Pacífico. Su avión desapareció en 1935 mientras intentaba batir el récord de velocidad entre Inglaterra y Australia. La causa y el lugar de su desaparición permanecieron un enigma durante décadas.
Charles Kingsford-Smith aparece en el billete de 20 dólares australianos, una moneda que quizás no sea familiar para muchos en esta comunidad. Su hijo, Charles Kingsford-Smith, de 92 años, conocido como Chuck, reside en Bellingham, Washington. En Bellingham, una ciudad con una importante población latina y una fuerte conexión con la aviación, gracias a su proximidad al Aeropuerto Internacional de Seattle-Tacoma, esta noticia resonará especialmente entre los interesados en la historia de la aviación.
“Echo de menos el privilegio de crecer con mi padre”, expresó Chuck. “Para muchos jóvenes latinos, la figura paterna es fundamental en su desarrollo. No tener a mi padre presente durante mi infancia significó perder una guía, un mentor, y eso es una pérdida que nunca se recupera por completo.”
Un nuevo libro, fruto de 20 años de investigación, parece arrojar luz sobre este misterio.
“Of Air and Men” analiza a fondo el desastre. Damien Lay y su equipo descubrieron los restos del avión a unos 3.2 kilómetros de la costa oeste de Myanmar. La teoría más probable es que el avión se estrelló después de colisionar con una colonia de murciélagos, un fenómeno natural que puede ser particularmente peligroso para la aviación. Kingsford-Smith y su copiloto, John Thompson Pethybridge, intentaron despegar de un banco de arena, pero fueron alcanzados por las copas de los árboles y se hundieron en el agua.
Para su hijo, la noticia es agridulce. “Se ha ido. Quería cerrar un capítulo de su vida lo mejor que se pudiera, pero no lo ha traído de vuelta ni nada”, dijo. El sentimiento de pérdida es universal, y esta noticia seguramente evoca emociones fuertes en aquellos que han experimentado la pérdida de un ser querido.
Durante los últimos 90 años, han surgido numerosas teorías sobre la causa del accidente, pero Damien Lay está convencido de que la suya es la correcta. “Hemos logrado refutar todas las demás teorías que existen”, afirma.
Lay dedicó su libro a dos investigadores que sentaron las bases para su teoría. Los tres se comprometieron a honrar a Kingsford-Smith y a su compañero con la verdad. “Le debemos a estos hombres continuar el trabajo para resolver este misterio, su desaparición y, por supuesto, su recuperación”, dijo.
Chuck, a su vez, se convirtió en piloto él mismo. Descubrió la pasión que impulsó a su padre y pilotó un avión privado durante 50 años. El último capítulo de la leyenda de su padre está ahora escrito.
“Supongo que lo ha hecho más completo. Ha hecho más completa la historia de su vida”, dijo.
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