SEATTLE – El mundo del baloncesto está de luto por la muerte de Lenny Wilkens, el tres veces miembro del Salón de la Fama de la NBA que le dio a Seattle su único campeonato de la NBA y dejó una marca indeleble en el deporte y la comunidad. El anuncio de su fallecimiento se produjo el domingo.
Wilkens, quien pasó de jugador superestrella a entrenador legendario con los Seattle SuperSonics, es recordado no solo por sus logros en la cancha sino también por su profundo trabajo humanitario.
“Pones a ciertos individuos en un pedestal y crees que estarán ahí para siempre”, dijo Michael Bethea, entrenador de baloncesto de la escuela secundaria Rainier Beach.
El impacto de Wilkens en el baloncesto se extendió por décadas.
“Entrenó en los años 60, 70, 80, 90 y 2000. Por lo tanto, tiene un impacto increíble en el baloncesto”, dijo Danny Ball, que trabaja en Simply Seattle y presenta el podcast Iconic Sonics. “Era parte, posiblemente, del mejor equipo jamás formado en el Dream Team”.
Nacido en Brooklyn, Wilkens llegó a Seattle en 1968 e hizo de la ciudad su hogar. Su influencia se extendió más allá de la cancha de baloncesto, ya que se convirtió en un defensor comunitario dedicado al trabajo caritativo, en particular defendiendo la educación y la salud de los niños.
“Él es el ejemplo más brillante, o uno de los más brillantes, de lo que un jugador puede hacer por su comunidad”, dijo Ball. “Lenny no nació aquí, pero pasó gran parte de su tiempo aquí y le dio mucho a una ciudad que esencialmente lo adoptó de Nueva York”.
Bethea, quien llamó amigo a Wilkens, recuerda su accesibilidad y compromiso con la comunidad.
“Cada vez que llamas al entrenador para algo, quiero decir, si se ajusta a su agenda, él está allí”, dijo Bethea. “Sin Lenny Wilkens, no creo que el baloncesto estaría al nivel que está aquí en Seattle. Él allanó el camino para todo. Y debemos asegurarnos de que eso nunca se olvide”.
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