Seattle: un ex supervisor de comunicaciones policiales de Seattle 911 ha asegurado un asentamiento de $ 875,000 de la ciudad de Seattle después de su terminación por el mandato de vacunas Covid-19.
Marina Shinderuk, una veterana de 14 años del Departamento de Policía de Teseattle, fue despedida desde su puesto en noviembre de 2021 después de negarse a vacunar a Covid, a pesar de recibir una exención religiosa del mandato de vacunas de la ciudad.
Shinderuk, quien comenzó su carrera como tele-comunicador y fue ascendido a supervisor de comunicaciones policiales en 2019, se consideró una empleada dedicada.
Ella alegó que la ciudad aplicaba el mandato de la vacuna con tolerancia cero, sin tener en cuenta lo que creía que eran sus creencias religiosas legalmente protegidas.
En agosto de 2021, cuando se anunció el mandato de la vacuna, Shinderuk solicitó y recibió una exención religiosa.
Inicialmente, la ciudad prometió alojamientos como máscaras, distanciamiento y pruebas, que ella acordó, pero luego renunció, Shinderuk afirmó
“Recuerdo que cuando se aprobó a fines de septiembre, obtuve esta gran sensación de alivio, como,” Oh, está bien, no tengo que preocuparme por eso “. Gracias a Dios, ya sabes, literalmente, porque he estado rezando mucho al respecto, y fue un gran peso para mí. Entonces solo un par de semanas después,” oh sí, mañana es tu último día “. Era. Fue solo, fue Surreal, Schinderk.
Ella ofreció múltiples acuerdos alternativos a su empleador, incluyendo reubicación, trabajo remoto y protocolos de seguridad mejorados, pero fue despedido cinco semanas después de que se otorgó su exención.
Dijo que le dijeron que no cumplía con el mandato Covid-19.
Shinderuk, una sola madre de tres hijos, dijo que la terminación resultó en la pérdida de estabilidad, pensión y atención médica.
Ahora vive fuera del estado y trabaja como coordinadora de admisión para el bienestar del primer respondedor en el sur de California, un centro integral de tratamiento centrado en la salud mental que atiende a los socorristas.
“Here’s my biggest thing, it was a horrible thing that happened. The way it happened was horrible as well, but it truly made me realize that there’s some purpose or some reason to how it happened, and I’m glad. I’m glad where I am now,” said Shinderuk, “It shouldn’t have happened but the fact that it is being allowed to happen to me says the changes need to be made.”Her attorney reportedly described the settlement as a “big win for the citizens of Washington state,” citing religious La discriminación y el fracaso para acomodar sus creencias religiosas como base para el asentamiento.
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